me gustó mucho el estado en el que mantienen la hacienda, sobre todo el edificio y su jardín central. La carta del restaurante me pareció corta, sobre todo para la cena (yo ofrecería una o dos ensaladas más de fruta/verdura, las quesadillas podrían tener un par de guisos en su relleno: rajas, champiñones, flor de calabaza, huitlacoche). En general, muy amables, sobre todo Luisa y Maribel, la terapeuta. Gracias!