El hotel está muy bien situado y en una calle amplia y luminosa. Las habitaciones, aún siendo pequeñas, son muy acogedoras. La cama es comodísima y la ducha es un gustazo. Lo malo de la habitación es que el armario está muy pegado a la cama y es muy incómodo, y el lavabo no tiene apenas espacio para dejar las cosas de aseo. El desayuno es bueno y variado. Por las noches te encuentras dos chocolatinas en la cama, lo cual es un bonito detalle.
Ahora viene lo negativo del hotel. Nosotros éramos 7 amigos que habíamos reservado y pagado previamente una Habitación Doble Estándar con vistas a la ciudad. LLegamos a las 12 de la mañana en vez de a las 14, por lo que no tenían las habitaciones preparadas, pero fueron muy serviciales y nos las dieron lo antes posible. Lo malo es que nos dieron habitaciones de calidad inferior a lo pagado, con las ventanas dando a una pared a menos de un metro que no dejaba entrar luz natural. Tuvimos que quejarnos para que nos cambiasen de habitación. Parece mentira que un hotel como éste, intenten colártela de esta manera. Además, intentaron cobrarnos consumo del minibar cuando ninguno de nosotros habíamos consumido nada. Por supuesto, después de quejarnos, no nos lo cobraron. Si no estás atento, tratan de engañarte continuamente.