Buen hotel, moderno, original, las habitaciones muy grandes y separadas del cuerpo principal del hotel, con mucha intimidad y espacio, todo bastante nuevo. La habitación con cocina bastante apañada. El personal habla español correctamente.
La clientela mayoritariamente portuguesa, osea bastante educados y silenciosos, y en su gran mayoría parejitas, que es para lo que parece pensado el hotel.
Muy buena eleccion para una escapada, en Portugal se come bien en general, además Evora es muy bonita, y tenemos el cromlech y menhir cercanos, y una pista de kart al lado. Uno puede pasar un buen fin se semana alli.