Es una casa antigua de piedra restaurada con mucho gusto. No es propiamente un hotel pero la habitación es estupenda, el desayuno de muy alta calidad, detalles como los paraguas llaman la atención y, en general, el trato de los dueños simplemente encantadores. Muy céntrico, al lado de La Bolsa, recorrimos andando la zona histórica sin problemas. Fuimos con coche, nos habían enviado un email el dia de antes para quedar, llegamos a las 11 y pudimos dejar el equipaje en la habitación. Elegimos aparcar en el parking de al lado,tienen un acuerdo por 18€/dia, hay otras opciones más económicas pero más alejadas.