¡¡ Qué gran descubrimiento, qué alegría haberme alojado aquí !!
El hotel es muy bonito y muy cuidado, pero si algo hay que destacar aun más es al personal.
Muy amables y atentos desde el primer momento, se tomaron un tiempo para invitarme a una bebida de la casa y luego explicarme cómo funciona el hotel, cómo ir al centro etc.
Sin lugar a dudas, el personal hace diferencias.
Por cierto, se trata de un hotel gestionado por un grupo de gente joven, varios de ellos voluntarios, con mucho entusiasmo.
Además, tienen política de reducción de plásticos, algo todavía poco habitual por estos lares.
El hotel se encuentra en la carretera que lleva a Angkor Wat, a una media horita a pie caminando de la calle de los bares. Tienen un servicio de tuktuk propio que por poco dinero te lleva allí.
Lo dicho, una experiencia formidable desde el momento de llegada hasta el final. Todo un acierto