El mismo día que llegamos, tuvimos que realizar una queja. Nos adjudicaron una habitación súper pequeña, interior, con dos camas minúsculas, y sin aire acondicionado, con unas temperaturas nunca vistas en Viena (33º). Tras la primera protesta, nos cambiaron a una más grande, pero con un baño que mejor no hablar, grietas en las paredes y las puertas desconchadas, al igual que el resto del hotel, que necesita una renovación importante. Tras volver a protestar directamente a Expedia, vía teléfono e email, donde adjuntamos algunas fotos ( después sacamos más), llamasteis al Hotel, lo cual agradecimos, y por arte de magia, salió una suite de unos 35-40m2 con una gran cama, un aseo y un cuarto de baño. Más ajustado a un hotel de 4 estrellas, pero con ventilador... Si no llego a tener cambio de habitación, me amargan las vacaciones. Es inconcebible que en un hotel de 4 estrellas, haya semejantes deficiencias. No lo recomendaría nunca. Algo positivo, los desayunos, que son de calidad y cantidad, y por supuesto la ubicación que no puede ser mejor.
Gracias a Expedia por su gestión, y hacer que tuviéramos ese cambio de habitación, pero hoteles así, lo les beneficia nada.