El hotel está muy bien ubicado en Kuta: frente a la playa (separado por una calle), cerca de los mercadillos, de un centro comercial, de restaurantes y bares.
La habitación es correcta, pero estando cerca de la playa resulta decepcionante que dé a un pasillo lateral desde el que no se ve el mar. Dentro de la reserva que hicimos (estudio superior) sólo nos daban habitaciones de planta baja.
Contaba con una cocina integrada, pero no tenía prácticamente enseres, con lo que era difícil de utilizar.
El aumento de "categoría" suponía prácticamente doblar el presupuesto. No me parece normal.
La piscina es muy bonita, pero hay pocas hamacas. Muchas veces hay que estar en el suelo.
El restaurante tiene unos precios aceptables y lo que probamos estaba muy bueno. Recomendable para la primera noche. Las vistas a la playa son muy bonitas en el amanecer.
El desayuno es muy bueno, buffet que incluye asiático y occidental.
El personal en general muy amable y sonriente, salvo en recepción donde, no todos, perdían la paciencia y la sonrisa demasiado rápido.
Gimnasio pequeño pero con lo necesario para no perder los buenos hábitos.
Lavandería con secadora de uso gratuito para los clientes. Muy interesante en estancias largas.