El hostel está bastante lejos del centro. Para volver, cuando te bajas del tranvía, tenes que pasar por abajo de un puente...es una zona residencial, pero no da buena vibra en medio de la noche.
El personal es lo peor. En la cafetería hay un señor alto que se lo pasa retando a los clientes, corrigiendo de mala manera (muy mala). El único día que vinieron a limpiar a la habitación, yo intentaba dormir y el señor no paraba de golpear cosas con la fregona. Había una señora rubia, seguramente encargada de la organización de los cuartos, que no paraba de gritar y dar órdenes a las chicas q cambian la ropa de cama. Imposible tomar una siesta.
En el baño no hay extractor, si alguien hace pis, queda el olor ahí por una hora. Ni hablar si alguien hace caca... La habitación entera va a apestar.