Hospedarse en este hotel es una experiencia única, la familia fue muy atenta y amable en todo momento, fue una gran experiencia vivir y aprender un poco de la vida de los Uros. La comida que ofrecen es excelente, especialmente la trucha, muy recomendable, además de la experiencia de despertar y dormir en una isla flotante, con bellos amaneceres, paz y tranquilidad, hacen de esta estancia uno de los mejores lugares para quedarse en Puno. Gracias a Elsa y Juan por su hospitalidad y cariños a Zarahí que se robó nuestro corazón.