El hotel es un ryokan clásico muy bonito y con bonita decoración para lograr una experiencia auténtica. Cogimos la habitación tradicional con onsen privado interior y exterior y media pension. El check in tiene que ser antes de las 18h, llegábamos tarde y llamamos pero no hablan nada inglés. Al llegar nos enviaron directos y con las maletas al comedor porque la cena estaba servida (fue violento y muy incómodo). Comida muy cuidada con muchos platos típicos de Japon. El desayuno igual de cuidado que la cena y con platos japoneses (ni café, ni pan, ni fruta... pescado, huevos, sopas, algas...). El personal del restaurante muy atento. El onsen de la habitación bastante descuidado, podría estar mas limpio y le faltaba mucho mantenimiento. El baño olía bastante mal.