A 4 minutos del metro, vistas impresionantes desde la azotea, personal de recepción amable en general. A la llegada te invitan a una bebida en el bar.
La habitación está muy bien de tamaño, tiene un baúl debajo de la cama para guardar el equipaje, hay una puerta que separa las camas de la zona de aseo, con la ducha y el wc también en compartimentos separados.
Como puntos negativos, no tiene ascensor, las habitaciones las limpian "por encima", se nota que ni barren el suelo, no cambian las sábanas y eso que estuve más de una semana, la toalla una vez, pero si las pides en recepción te dan ellos una, y el papel higiénico igual...tuvimos que ir a pedirlo porque en nuestra habitación no lo habían repuesto.