Amamos el hotel, a la orilla del mar, tranquilo, sin ruido, cómodo, limpio, sin duda alguna regresaría. Los lattes de la cafetería del hotel estaban geniales. Lo único que no nos agrado fue que el día que quisimos comer en el restaurante del hotel nos negaron el servicio “porque el chef ya tenía mucha gente” aún cuando el lugar no estaba lleno.