Lo único desagradable fue parte del personal de recepción. Al pasar frente al mostrador, por educación saludábamos, buenos días, buenas noches, según la hora que fuera y ni uno solo tuvo la cortesía de responder. A excepción de la Srita. Que nos recibió al hacer nuestro registro de entrada y hasta nos ayudó a localizar un restaurante, los demás deberían de ser más agradables al huésped. Un buenos días, en inglés o español, cualquiera lo entiende, menos sus empleados.