Recién remodelado, decoración minimalista y personal muy agradable. Lo peor sin duda es el desayuno, huevos fritos recalentados todos los días, café de sobre y zumo de bote muy malo. El lobby dicen que esta abierto hasta las 11 de la noche, y no es así ( cierran y abren sólo unas horas), por lo que no tienes ningún sitio donde sentarte, ya que las habitaciones son muy pequeñas