El hotel tiene un buen diseño, es pequeño pero muy acogedor. La habitación muy limpia, agradable, con suficiente espacio. El servicio excelente por parte de los empleados del hotel, especialmente en el lobby. Los únicos dos problemas: el ruido de una construcción cercana muy temprano por las mañanas (lo cual no es culpa del hotel); y unos muebles para poner las maletas, tienen puertas abajo que se abren muy fuerte y pegan en las piernas (hay que tener cuidado, a mi esposa la lastimaron). Al comentar esto en el lobby respondieron con muy buena actitud y prometieron que revisarán y arreglarán el problema. Por lo cual si volvemos a Praga (ojalá que sí), sí regresaríamos al hotel.