Llegamos al atardecer, nos vinieron a recoger al parking que se encontraba fuera del recinto amurallado , 10 mnt. Andando . El recibimiento en el hotel fue caluroso , habíamos elegido una habitación superior con vistas a la catedral , mereció la pena .
La sala para el desayunado es pequeña , en proporción al hotel , tanto la presentacion de los alimentos como su calidad muy buena , el servicio de cocina exquisito.