El hotel es bonito, algunas personas atentas, otras déspotas. Fuimos por nuestro 35 aniversario. Te cobran extra 40 dólares por día por algo que llaman “all access” y cuando quisimos ir al famoso roof, nos sentaron solos en un pasillo lateral donde pegaba todo el aire, aunque cierran tarde, después de cierta hora no hay nada de comer más que aceitunas y pagamos una fortuna por un par de copas; pedimos nos cambiaran de mesa a donde estaba toda la gente y había varias mesas vacías, accedieron. Porque no desde el principio? Lo peor fue el sábado en la noche donde no nos dieron acceso al restaurante y había mesas vacías, el argumento era que tenían 5 fiestas, y que si queríamos, nos sacaban la comida a unas mesas de bar en el lobby. Explicamos que era el aniversario y no nos dieron mesa. Fuimos a recepción a que nos recomendaran algún restaurante y el hombre dijo que no conocía alguno. Finalmente nos recomendó una pizzería bastante ruidosa e informal a la que no entramos. Al regresar, las mesas del restaurante seguían vacías. El hotel es un lugar de moda sobrevalorado. No sabemos si nos dejaron fuera por no ser jóvenes, o por ser mexicanos o por no ser gays (estaba en pride, que respetamos, pero creemos que justo se trata de inclusión y diversidad y no de crear nuevas discriminaciones)
Eso sí, nos cobraron los 160 dólares por el no acceso en nuestra estancia.
De despedida, el mesero el domingo era odioso y el desayuno caro y sin chiste
No lo recomendamos y nunca volveremos.