No fue una buena experiencia. Primero, la atención en la recepción es más parecida a la de un banco que a la de un hotel. La persona que nos atendió al llegar, lo hace detrás de un mostrador en una especie de cabina y su obsesión es que cierres la puerta detrás tuyo inmediatamente. Eso ya impresiona negativamente. Por otro lado, el portón de acceso al área de las habitaciones queda completamente abierto toda la noche, no tiene ni llave.
En cuanto a sus servicios, el hotel es súper básico. La habitación pequeña, el baño y punto. Tiene heladera y microondas. El aspecto general es como el de un motel de ruta, con las habitaciones que dan a la calle o a un pasillo. Tiene un lindo jardín al fondo con lugares para sentarse, césped y plantas.
En cuanto a la ubicación, es bastante mala. Lejos del centro comercial de Ft. Lauderdale y lejos de la playa. Alrededor solamente hay algunos comercios y una oferta de comida bastante limitada. De noche, se acaba todo. Solamente queda abierto un Walgreens donde podés comprar bebidas y algunos snacks.