El hotel está nuevo, por lo que está bastante limpio, pero la limpieza diaria consiste en hacer las camas y poco más, tuvimos un papel en el suelo durante dos días y al final lo recogimos nosotros. El cambio de toallas, como en otros hoteles, se indica dejando las toallas en el suelo, pues un día las dejamos en el suelo y nos las volvieron a colocar como si fueran toallas limpias, cuando estaban sucias. Lo dijimos en recepción y nos las cambiaron enseguida.
Las chicas de recepción son muy amables, quizás lo mejor del hotel.
El tren pasa a escasos metros por lo que el ruido es constante durante todo el día. Si no tienes problemas para dormir, no pasa nada.
Las habitaciones disponen de nevera y cafetera. El café lo reponen diariamente, por lo que siempre puedes disponer de café cuando llegas a la habitación o por las mañanas.
El metro está cerca y cogiendo las líneas express en quince-veinte minutos estás en cualquier sitio.