Personal atento, tiene un metro a unos 5 minutos andando y en pocas paradas estas en el centro, la zona es residencial y oficinas con un supermercado justo al lado. El desayuno un poco pobre, todo a base de fiambre, cereales, lácteos, huevos hervidos, distintos panes, algo de bollería, cafés, infusiones. Me faltó una simple tostadora, aceite de oliva y algo cocinado tipo huevos plancha o tortilla(por el precio y el pais que es no se puede pedir más). Como hotel de paso para visitar Viena está bien