Es un hostal muy grande, tanto que me parece extraño que no haya habitaciones femeninas y masculinas separadas, es un poco engorroso tener que ir al baño a cambiarte de ropa, la verdad, pero bueno. El desayuno está muy bien, con varias opciones para elegir, y el personal es bastante amable.
La cama me pareció muy cómoda aunque eché de menos el aire acondicionado, demasiado calor en pleno agosto como para dormir con el nórdico que te dan.
Lo peor, la lavandería, me tiré mucho tiempo para hacer la colada porque las másquinas, tanto lavadora como secadora, estaban mal, no es normal tener que escurrir la ropa una vez lavada porque sale empapada y lo comenté pero no me dieron ninguna solución satisfactoria salvo un "lo vamos a mirar".
Está lejos de la estación de tren principal pero el tranvía de deja a menos de diez minutos por lo que es muy fácil llegar.