La habitación dejaba que desear. A parte de que el colchón era durísimo, cada vez que me movía podía ver el polvo que salía de él. No teníamos la opción de poner en la puerta el Do Not Disturb por lo que, aunque no quisieras, entrarán a hacerte la habitación. Además, excepto uno de los recepcionistas, los demás solo hablaban italiano.
El desayuno fue lo mejor de nuestra estancia. Muy variado, y todo buenísimo.
En cuanto a la ubicación, esta al lado de la Puerta Sempione, y a unos 25 minutos del Duomo. Bastante bien.