Jamás había ido a un hotel tan espantoso, es difícil de llegar, la ubicación da miedo, la chica de recepción hablaba español, pero no entendía nada de lo que se le decía. La habitación MINÚSCULA, las camas eran single, pegadas con cola una sobre la otra que daba terror, más tebleque que gelatina. El piso estaba roto, ROTO, que no se podía andar descalzo, para ducharse con el hilo de agua que salía (fría) había que pegarse al azulejo de la pared. No tenían toallas. El aire acondicionado no tenía ni enchufe ni regulador por lo que no había forma de mermarle y tuvimos que deshacer el equipaje para cubrirnos con buzos y camperas. El desayuno era vomitivo, el café intomable y las tostadas parecían de hacía una semana (ese es el desayuno, café con tostadas sin siquiera mermelada). En definitiva es un espanto, sólo lo recomiendo porque cuesta menos de 3 euros la noche por persona.