Las fotos del hotel engañan un poco en general.
La zona de spa parece mucho más grande, cuando solo tiene un jacuzzi pequeño y dos saunas. Respecto a la presencia de los recepcionistas, un poco exagerada. Por muy heterofriendly que sea un hotel creo que deben mantener una imagen y no es el caso. El minibar carísimo, se pasaban a comprobar si habías consumido todos los días a la hora de la siesta. El sofá súper incómodo. El parking, por supuesto de pago, y la sorpresita final de pagar la tasa turística al hacer el check-out. La cama, cómoda, pero no es una sino dos camas unidas con un topper. El acceso a la playa es bueno y la piscina pequeñita, pero cuidada la zona de terraza.