Muy amable el personal, ayudando en lo que necesitaba, todo muy limpio y bien cuidado. Lo malo es que tanto dentro como fuera del hostal se oyen las voces y los ruidos de la calle y de las otras abitaciones, especialmente de madrugada, cuando los jóvenes vuelven de fiesta, no funcionaba el mando a distancia de la tele, y tampoco podía manejar los botones del receptor para cambiar de canal o bajar o subir el volumen o incluso apagar la tele si no es desconectándola. No había enchufe cerca de la cama y la única opcion para poder por ejemplo cargar el móvil era desenchufar o la tele o el secador. Era habitación con baño compartido, lo que es lo de menos porque el menos la propia habitación tenía un lavabo, suficiente para asearse. El hostal es ideal para estancias cortitas, está en plena calle Fuencarral, y tiene terraza dando a la calle.