Nada más llegar nos tomamos un café en el bar y nos invitaron a unos churros caseros que estaban buenísimos, la habitación la estaban terminando de arreglar ,era temprano aún para el check in, por poner dos pegas pedimos cama doble,no había, y cuando nos duchamos (somos dos), tuvimos que compartir un sobrecito de champú que era lo que había, un poco el lavado del gato pero bueno ...
Por lo demás el personal encantador del primero al último, y la comida del menú de 10, cuando vuelva seguro que repito ahí